- El relojero de la calle de la Sal -Cándido Valverde
Ángel Manuel García ha dedicado 30 años a la historia, comercios y espacios tradicionales de Madrid. Declara: "no sabemos valorar lo nuestro".
Ángel Manuel García es presidente de la Fundación Villa y Corte, creador de Documadrid, una empresa con millones de fotografías antiguas -muchas relacionadas con Madrid- y propietario de miles de libros acerca de la capital. Es miembro del Instituto de Estudios Madrileños. Nos recibe para hablarnos del futuro y del pasado de la capital.
La relojería de la calle de la Sal
El despacho de nuestro protagonista se encuentra en la calle de la Sal, una de las que desemboca en la Plaza Mayor. En el número 2 se encuentra unarelojería que ha cumplido 130 años. En la fachada, un autómata fabricado por Cándido Valverde a partir de un diseño de Mingote, arregla relojes al compás de músicas que todos asociamos con Madrid, como piezas de La Gran Vía o el himno a la Virgen de la Almudena. La relojería es un negocio de la familia García. Adquirida por el padre del entrevistado, Genaro García Morales, la heredaron los dos hermanos, Ángel Manuel y Ernesto.
Pregunta: ¿Es Vd. relojero?
Respuesta: No. En esta relojería tenemos excelentes relojeros. Yo me he dedicado a vender relojes. Me formé en Suiza, con los señores de la casa Omega para la que trabajaba mi padre. Desde que él compró la relojería, en 1939, hemos vendido varios millones de relojes... Nuestros relojes los lleva todo el mundo: famosos, aristócratas, políticos y sobre todo la gente de la calle. Como anécdota le contaré que los relojes de aquel peruano genial,Kiko Ledgard, salían de este comercio. También los que usaba Uri Geller en sus trucos televisivos.
P. ¿Por qué un empresario del mundo del reloj ha dedicado tanto tiempo a Madrid?
R. A finales de los años setenta la Plaza Mayor estaba muy degradada, como todo el Centro. Algunos comerciantes de su entorno creamos una Asociación. Más tarde creé la Fundación Villa y Corte, con lo mejor y más granado de los expertos sobre Madrid. En 1985 conseguimos que se declarara monumento la Plaza Mayor y hemos organizado debates de alto nivel sobre el futuro de ese singular espacio.
P. ¿Ha encontrado colaboración en las autoridades?
R. En general, sí; damos ideas, aunamos voluntades y ¡no pedimos dinero! Nos hacen bastante caso y recuerdo con especial cariño al alcalde Álvarez del Manzano.
P. ¿De todas las aventuras en las que ha participado, ¿cuál le ha hecho más ilusión?
R. Sin lugar a dudas, la terminación de la Catedral de la Almudena. Recuerdo que me recibió muchas veces el cardenal Tarancón; yo le admiraba aunque no apoyara nuestra iniciativa; Tarancón prefería canalizar más medios para los templos nuevos de las barriadas de Madrid. Entiendo su punto de vista aunque no lo comparta... Mucho hablar de España como nación católica... ¡pero Madrid no tenía catedral! Fue Angel Suquía quien empezó a mover las cosas, creó un patronato. Tuvo también un papel destacado Felipe González; el presidente del Gobierno dio instrucciones a varias grandes empresas, para que aportaran los fondos necesarios para reiniciar las obras.
P. ¿Y Vd. qué hacía?
R. Supongo que mi papel consistió sobre todo en infundir entusiasmo, presentar personas y dar la lata. Hay que dar mucha lata si quieres que te hagan caso.
P. ¿Y su mayor decepción?R. No conseguí detener la destrucción de la casa de Iván de Vargas, y eso que me personé en el juicio correspondiente. No sabemos si era de verdad la casa de Iván de Vargas, pero desde hacía siglos los madrileños la tenían como auténtica. ¿Por qué la tiraron? En Madrid somos expertos en destruir nuestro patrimonio, recuerde cómo permitió el Ayuntamiento, hace más de un siglo, que tumbaran la Quinta del Sordo, la casa de Goya, en cuyas paredes estaban las Pinturas Negras. Cualquier día derriban la Cibeles o la Puerta de Alcalá y ponen una gasolinera. Los madrileños nunca hemos aprendido a valorar lo nuestro.
P. ¿De qué se siente más orgulloso?
R. -Estoy muy orgullo de los míos, de mi familia. Por ejemplo, mi hija Reyes, antropóloga, ha dedicado mucho tiempo a los warao, un pueblo particularmente vulnerable, que vive en la desembocadura del Orinoco. Reyes es, además, autora de numerosos trabajos sobre Madrid.
P. ¿Algún proyecto nuevo?
R.-Sí. Estoy comprometido con la Asociación de Establecimientos Centenarios de Madrid. Queremos reunir aquellos comercios de la capital, que dan carácter a nuestra ciudad, que incrementan nuestro fondo de comercio. También tuve en mente un Museo de Relojería pero ahora antes veremos en qué para el proyectado Museo del Comercio Tradicional.
P. Sí, lo he leído en un excelente artículo de Laura Farré. Es Vd. uno de los organizadores de Los Amigos de la Boina, los Amigos de Julio Camba, el Garbanzo de Plata.... Verdaderas instituciones del madrileñismo. ¿De dónde saca Vd. el tiempo? Por muchos relojes que venda, sus días también tienen veinticuatro horas de 3600 segundos...
R.- Yo no soy el alma de nada, digamos que le dedico algo más de tiempo. Permítame recordar a Juan Benigno, aquel eminente periodista. Él sí que era el alma de algunas de esas asociaciones que Vd. menciona... Y nadie olvidará a Celso Vázquez. En cuanto al tiempo, le confieso que no me importa regalarlo a las causas que lo merecen, y Madrid merece todo el tiempo del mundo. Un excelente amigo mío, Alfredo Amestoy, compuso un epitafio muy bonito para el día en que me muera: "Vendió la hora, regaló el tiempo".
Sean estas últimas palabras epitafio de nuestra entrevista, que no del entrevistado, al que deseamos que por muchos lustros siga igual de sano y activo, luchando por Madrid.
transcribo aquí una excelente entrevista entre dos admirados amigos míos...