Hoy copio un escrito de mi admirado amigo Melitón, sobre ese gran Maestro de escritores y también amigo mío, Amilibiapublicado en el Diario de Mallorca.
Tribuna
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Una novela inquietante
21.03.2014 | 06:50
Melitón Cardona. Diplomático jubiladoWikipedia informa que "Jesús María Amilibia (Bilbao 1943) es un periodista español".
Hace poco ha publicado en la editorial Alrevés un libro inquietante titulado Y todo por una perra que, al dudoso amparo de la etiqueta de "novela negra", en realidad da un repaso muy convincente a ese proceso de idiotización generalizada de nuestras sociedades occidentales al que solemos asistir con resignación cansina, casi canina, digna de mejor causa.
El argumento inicial es simple: un intachable profesor extravía a su perra y descubre que ha sido robada por dos jóvenes neonazis a los que no se les ocurre otra cosa que martirizarla hasta la muerte y colgar el video de su hazaña en internet. El profesor los atrae a su casa so pretexto de estar interesado en comprarles a tocateja vídeos similares y les encaja sendas balas en el cráneo, tras lo cual se entrega plácidamente a la policía.
Un reportero de sucesos entra en relación con el convicto y descubre que no sólo no siente el menor arrepentimiento sino que le comunica que considera que ha llegado el momento de poner en práctica "la ira de los justos".
No sería justo que elaborara el argumento de la novela aquí. Sólo quisiera señalar que se me antoja la purga del corazón de un periodista de raza que, conociendo a fondo las miserias y grandezas de su profesión, les da un impecable repaso en un no menos impecable castellano lleno de ritmo, precisión y técnica literaria.
La novela está encabezada por una cita de Leonardo da Vinci: "Llegará un día en que los hombres conocerán las almas de las bestia y entonces matar a un animal será considerado un delito como matar a un hombre. Ése día la civilización habrá avanzado". Y trufada de otras de autores de contrastada entidad.
Joyas parciales: "€los bares, que tampoco exhibían nada que se pudiera comer (ley protectora de la higiene) se parecían cada vez más a la sala de espera de un dentista y ya no había botellas (ley protectora antialcohólica) y la clientela hablaba en voz baja para no infringir la ley protectora contra los ruidos". O sea, una sociedad castrada, superprotegida y víctima complacida de los protectores de lo políticamente correcto.
En pocas algunas ocasiones he escrito sobre autores españoles en estas páginas. Si hoy lo hago de nuevo es porque pienso que la novela de Amilibia lo merece sobradamente y, más que nada, porque temo que puede quedar sepultada en ese alud de basura que genera la excesiva producción editorial en nuestro país.
Me honro en compartir con ellos tertulias en nuestro "santuario... (como diría Olano).. Txoko Zar.
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