El Alfaqueque
Rafael Florez es un genio que siempre caminó orgullosamente solo. Tal vez con esa vocación de anarquista que todos llevamos dentro Y que solamente la timidez, más bien el miedo, no nos permite exteriorizarlo.
Elegante de modos y maneras. Feo, católico y sentimental, que se decía de su amigo Valle. De vocación, además de todas las existentes, políticamente incorrecto porque casi nunca se acercó a los políticos “mandarines”, más bien mandones. En su escudo nobiliario deberá aparecer él mismo, vestido con el uniforme de caballero de Santiago, sin prescindir de la gola, del chambergo, la cruz y la pluma. Y el ingenio arrollador. Hiere, si así lo desea, con la recado de escribir, bisturí afiladísimo del que pocos, solo los justos, se han salvado. La biografía la constituye todas sus actividades desde “ágil reportero” a “hincha” y además amigo, de personalidades tales como Enrique Jardiel Poncela, Ramón, César, Camilo. Juvenil, dispuesto a todos los jubileos y antídoto de esas muertes en vida que son las jubilaciones.
Nunca le pregunté la edad, ni detalles del suicidio de su amigo Larra, ni de su compañero Bécquer, ni del modo de versificar de sus otros conmilitones Zorrilla, Espronceda, porque aprendí de Picasso, otro joven eterno, que “cuando se es joven se es para toda la vida.”
Jamás habría aceptado cargo alguno. Eso sí: leyendas que incorporar a los gules de su escudo. Recibió la Capa, que todo lo tapa, y que la pañosa, en su caso es breve y nada lo tapa, del fotógrafo Alfonso, otra leyenda de la Villa y Corte (a veces corte de mangas). Y heredó el cargo de Presidente de los capistas de Madrid.
Viajó en el coche de caballos de “El Madriles”, caminó a lado de Alfredo Amestoy, Wagner, Salvador de la Reina y otros
Muchos y variopintos compañeros mártires de la “Agencia Hispania Press”, precursora- por lo digno, de los chisgaravís del llamado “periodismo” del corazón.
Muchos y variopintos compañeros mártires de la “Agencia Hispania Press”, precursora- por lo digno, de los chisgaravís del llamado “periodismo” del corazón.
Fue fundador y presidente de la Academia de San Antón, competencia felizmente anárquica de la Real de la Lengua. Allí hizo y deshizo a su antojo. Miembro de honor de la Academia del Desastre , invención de José Marias Moreiro, otro bohemio de lujo,, salmantino, madrileño, lisboeta y también “la carabina de Ambrosio adamasquinada”.
Con genio, cuerpo y enjuto cuerpo y aires de bailaor propios de de Vicente Escudero, tal vez hizo pareja en “Torres Bermejas” con la Duquesa de Alba. Y al cante “Camarón de la Isla” y al toque Paco, el de a Lucía. El caso es que en el ·”tablao” granviario, fundó la orden de “El Garbanzo de plata”, La condecoración no oficial y por tanto la más apreciada. Rafael amenaza con escribir la historia de los protagonistas de tan popular cocidito madrileño.
Y, por si fuese poco, Rafael Florez del campo, es una excelente dibujante, collagista. Y un escritor muy serio que, a veces e intencionadamente, nos lleva a la ceremonia de la Confusión. Si desean conocer sus libros busquen sus tomos y lomos en los que retrata a Jardiel, Ramón. Cela apasionante en “Camilo de Camilos”.
Tal extrañe al lector que me refiera, en elogio pleno, a personajes vivitos y coleando. Estas glosas, solo que escritas vanidosa y estúpidamente, casi siempre están consagradas a obituarios. Yo estoy en las antípodas de las plañideras que viven de los muertos. Un escritor, poeta, ensayista, articulista supremo, Jesús Fonseja, aconseja: “Dígaselo en vida”. Sainz de Robles me confesó: “Acepto que me dediquen calles, plazas, que me organicen homenajes; pero siempre en vida.
Rafael Florez, estatua de sí mismo, merece que el Gobierno que viene le declare Patrimonio de la Humanidad: “El Alfaqueque”. Mire, ya tiene forma de estatua firmada por Sanguino o por Torres Guardia,
En la Próxima reunión de los Boineros, de la que Rafael es un pilar o dos si son pequeños, se decidirá si el monumento debe ser ecuestre, que los caballos, tipo el “Imperioso” de Gill y Gil, acompañan un huevo.
Por Antonio D. Olano
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